Ojo de Halcón, Hulka, Viuda Negra… la segunda fase del relanzamiento Marvel, All-New Marvel Now! nos ha dado la oportunidad de redescubrir a un nutrido número de personajes que si bien eran importantes dentro de la editorial, en los últimos tiempos no habían gozado de la oportunidad de protagonizar sus propias aventuras. Y hasta el momento el resultado ha sido más que notable, con series dispuestas a romper esquemas y ofrecer aventuras alejadas del relato superheroico clásico, tomando también distancias con las colecciones punteras de la casa como Los Vengadores o La Nueva Patrulla-X, abordando así mismo temáticas y tonos de lo más variados. Todo sea porque cualquiera encuentre la cabecera que más se acerque a sus gustos o necesidades.

En este contexto se presenta la renovada Estela Plateada, dirigida y orquestada por dos de los tipos más interesantes del cómic mainstream actual: Dan Slott y Michael Aldred. Uno es un fiel aliado de las polémicas en su trabajo con Spiderman, demostrando también que sabe enganchar a su público como otros. Otro formó parte de la revolución de la franquicia mutante –y por ende el cómic de superhéroes– a principios de siglos junto a Peter Milligan, primero en Fuerza X y luego en X-Statix, al tiempo de Grant Morrison creaba sus ya míticos New X-Men.

El espacio es la última frontera de una serie que pretende ir más allá de la imaginación (qué bien suena), porque Estela Plateada no es el típico personaje anclado a un lugar concreto, no tiene una base de operaciones prefijadas, sino que va surcando el infinito con su tabla de surf. Y, sin embargo, hasta ahora nadie parecía haber visto el potencial de esta situación. Atendiendo a lo vasto que pueden llegar a ser tan solo un puñado de galaxias, ¿qué cosas increíbles no podría ver el personaje? Esta es la intención que persigue la pareja Aldred-Slott. Lo imposible ha de ser la norma.

Pero no adelantemos acontecimientos. Este primer volumen, si bien deja entrever el potencial de la propuesta, tiene puesto su interés en presentar a los personajes protagonistas: Estela y Dawn Greenwood, una chica normal de La Tierra que de una manera muy peculiar (y única) tiene su destino ligado al que fuera heraldo de Galactus (quienes no tengan mucha idea de su trayectoria en las viñetas puede echar un vistado al film Los 4 Fantásticos y Silver Surfer para hacerse una idea). Esta es una de las claves de la colección, Estela no viaja solo. Se acabó esa imagen del aventurero solitario, siempre abatido por la culpabilidad y bla bla bla. La idea de los guionistas es explorar una faceta más colorida y fantástica del personaje, enfatizando la faceta humorística/hilarante y sci-fi del relato. De ahí también su intención de llevar a la extraña y encantadora pareja hasta los confines del universo en busca de maravillas por descubrir.

La atención se centra en Dawn, en cómo ve el mundo y cómo ve a Estela Plateada. Descubriremos los lugares más insólitos y fantásticos del universo a través de sus ojos. Una chica de lo más convencional, alejada de la locura que envuelve a los superseres que pululan por La Tierra marvelita. Es, pues, un soplo de aire fresco para el lector, que conecta con ella desde la primera página al ser una igual, una chica con sus problemas y aspiraciones típicas de cualquiera que ansía soñar.

Así, tras un primer tomo en el que La Tierra juega un papel importante (tanto como escenario como herramienta narrativa para abordar las dudas y esperanzas de sus protagonistas), dejándonos ver a Los Defensores y Los Guardianes de la Galaxia (conectando con el pasado del personaje y el futuro de la editorial), la siguiente parada es, como diría el siempre valeroso Buzz Lightyear: ¡Hasta el infinito y más allá!