«Vale papá… vamos a intentarlo otra vez«
Le ponemos fin a la primera gran saga de Donny Cates al frente de los Guardianes de la Galaxia. Este primer arco lo ha tenido todo: amistades reunidas, traiciones, batallas de David contra Goliat, grandes y pequeñas muertes y Thanos. Mucho Thanos. Thanos hasta en la sopa. Y, como no podía ser de otro modo, Cates se ha reservado para el final su última gran carcajada. Nos deja con un palmo de narices y propone un nuevo orden universal en el que los Guardianes van a ser más necesarios que nunca.
Resulta apabullante darnos cuenta de repente de que toda esta gran saga, en la que hemos visto a Peter y los suyos enfrentarse a una Orden Negra comandada nada más ni nada menos que por Hela y a unos Guardianes Oscuros terroríficos y poderosos, todo este pifostio no ha sido más que la introducción, la carta de presentación para la etapa del autor de Motorista Fantasma Cósmico o Babyteeth al frente de esta serie. Sobre todo porque los héroes que reunieron para proteger a Gamora por necesidad ahora (tras una más que necesaria limpieza) forman un equipo de verdad y se lanzan de cabeza a cualquier aventura que tenga para ofrecerles un universo que cada vez se adivina más sombrío.
«Radicales haciéndose con el mando. La guerra se extiende…«
A este respecto, y a través del primer Anual de la serie, Al Ewing (el autor de moda) incide en la vuelta a las malas costumbres de los imperios Kree y Skrull e indica que el resto de imperios y civilizaciones alienígenas no tardarán en emprender las mismas dinámicas. Nos presentan Cates y Ewing aquí un fiel reflejo de lo que está pasando en el mundo. Los disturbios que vivimos en una Barcelona tomada por las minorías violentas y la deriva del Reino Unido no son tan diferentes de las situaciones ficticias que acabo de citar. El autor de El Inmortal Hulk nos cuenta (citando lo que Cates ya relatara en La Muerte de los Inhumanos) cómo los kree están inmersos en una lucha fraticida entre facciones violentas de entre los suyos y quienes abogan por la convivencia universal. Y también nos habla del aislacionismo skrull y de su búsqueda de una limpieza étnica que nos hace sentir escalofríos a cualquiera que tengamos dos dedos de frente y un poco de memoria.
Son este tipo de cosas las que añaden capas y capas de profundidad a una ya de por sí buena serie. Además, este Anual nos sirve para atisbar hacia dónde se dirige la colección y lo cierto es que las cosas pintan la mar de bien. Por otra parte, le cede Cates a Jason Aaron a partir de noviembre a su mayor tesoro (el Motorista de Frank Castle) y, aunque espero que la cesión sea tan sólo temporal y que el personaje vuelva de una forma u otra a las manos de su creador, lo cierto es que la historia que se adivina puede ser de lo más entretenido.
Parecía que tras la salida de Brian Michael Bendis y la interesante (pero injustamente olvidada) etapa de Gerry Duggan al frente de los Guardianes nadie podría recoger el testigo, pero lo cierto es que Cates no sólo ha sabido capturar el espíritu del equipo, sino que nos está proponiendo una gigantesca historia que me muero de ganas por explorar.
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