«Se halla con nosotros ahora y por siempre jamás«
Último número de Guerras de Apocalipsis en lo que a Imposible Patrulla-X se refiere. Cullen Bunn echa toda la carne en el asador en los dos frentes de batalla que tenía abiertos y en un sólo número se ventila las tramas de Arcángel y Monet y los Morlocks. No ha estado, a mi entender, muy atinado Bunn a lo largo de un evento que ha cortado de golpe las historias que quería contar, pero no todo es negativo. Bunn ha sabido sacarle el jugo a los personajes a su disposición para dejarse de perfeccionismos y ambigüedades y plantar de una vez a los miembros de esta Fuerza-X de tapadillo, con todos los claroscuros que se adivinaban desde el anuncio del título y la formación.
Quizá parte de mi descontento venga por la parte de Ken Lashley. El dibujante (al que tuvimos ocasión de entrevistar hace un par de años por su trabajo para el Escuadrón Suicida de DC) es un estupendo portadista y tiene algunas ilustraciones verdaderamente chulas en esta colección, pero (al menos en lo que respecta a la trama de Magneto y Psylocke) ha complicado en exceso las viñetas de este cómic, hasta hacer que se perciba como una amalgama de cosas que explotan y se retuercen. Lo cual, aunque hace justicia al enfrentamiento entre Magnus y el hijo de Apocalipsis, enturbia el relato y complica su entendimiento por parte de los simples mortales como un servidor.
«Por una vez, márchate en paz«
Pero volvamos a lo positivo. Bunn se ha atrevido a traer de vuelta a Arcángel. Lo ha hecho desde el primer número de la colección, pese a que a muchos nos chocara la situación. Ahora, el guionista da una ligera explicación del por qué de este retorno y propone el siguiente estadío madurativo (fijaos que he evitado el término ‘evolutivo’) para un personaje que ha estado sometido a constantes vaivenes durante los últimos años. Parece ser que ahora por fin Warren abrazará tanto a su parte luminosa como a la siniestra. Ya veremos cómo se come esto y si el experimento está hecho para durar.
Otra que va a salir de esta historia bastante afectada va a ser Monet. La niña perfecta que apenas casaba con el grupo se adentra en un terreno nuevo y de pesadilla que añade multitud de aristas a un personaje hasta el momento plano. Además, Bunn ha sabido cultivar una química muy peculiar entre ella y Dientes de Sable. Lo he dicho en ocasiones anteriores, la historia de estos dos me parece lo más interesante de una colección en la que Mística y Fantomex vuelven a hacerse a un lado sin que haya quedado muy clara su utilidad. Ahora toca analizar las consecuencias antes de lanzarse de cabeza a la Civil War II. Ya veremos en qué acaba todo esto.
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