«¿Pretendías hacerme daño por algún motivo?«
Llegamos por fin a un número de Inhumanos que estábamos esperando con ganas desde Inhumanos #21 (e incluso desde antes si nos remontamos al ejemplar del FCBD de este año). En el nuevo y diferente universo Marvel nos encontrábamos de pronto con que Medusa gobernaba en solitario y que mantenía una relación apasionada con Johnny Storm, la Antorcha Humana. ¿De dónde venía la reacción? ¿Cómo iba a reaccionar la gente a la misma? Pronto tuvimos ocasión de descubrir la reacción de Rayo Negro a esta nueva realidad (bastó un número), propia de un caballero, pero en la que adivinábamos una profunda herida que se abría en el pecho de antiguo rey de los inhumanos. Pero nos faltaba la cuestión del origen… y la reacción de Crystal, antigua novia de Johnny y actual embajadora para Medusa, quien ha demostrado en sobradas ocasiones que puede llegar a ser bastante impetuosa.
Charles Soule utiliza como excusa un edificio en llamas que se derrumba y en el que quedan atrapados los dos actuales amantes para mostrar la soledad de la reina y la progresiva entrada en su vida del ex-componente de los 4 Fantásticos. Tal y como ocurriera en ese capítulo inmediatamente posterior a Axis, queda patente que el peso de la corona inhumana es demasiado pesado para una persona sola y la heroína, inconscientemente, lleva desde su separación buscando quien comparta con ella esa carga. La llegada de Johnny nos pudo parecer sorprendente, pero con el paso de los números hemos ido aprendiendo que para un carácter tan fuerte y ordenado como el de la inhumana viene muy bien una cabeza loca como la del hombre de fuego… al menos de momento (que ya sabemos cómo son las cosas en Marvel y en la vida real).
«¿Entiendes lo que me has quitado?«
Crystal es harina de otro costal. Pese a que su relación con Johnny terminara hace mucho tiempo, ver a su hermana en brazos de su antiguo amor es de todo menos un trago agradable. Dado que su ruptura con la Antorcha Humana no acabó con su amistad, el amor que sentía por él ha quedado ahí, transformado en una amistad especial de quien se conoce demasiado bien. El problema es que Medusa, como bien dice Crystal, le arrebata esa relación al compartir su vida con Johnny. ¿Ha hecho mal la reina al seguir a su corazón? Seguramente no, pero debemos comprender a su hermana, obligada a aceptar una relación que la hiere con sólo conocerla. El número de septiembre de Panini parece terminar en tregua, pero veremos si no tiene consecuencias futuras toda esta situación.
Cambiando de tercio, en la entrega de All-New Inhumans de este mes retomamos la historia donde la dejamos y nos vamos de viaje con Sílex, Gorgón y Ana Kravinoff a lo más profundo de los bosques inexplorados de Mozambique en busca de la familia perdida del primero de este grupo. La aventura, que se adivina interesante y para la que James Asmus no ha dudado en sacarse de la manga toda una nueva saca de nuevos personajes, nos va a tener entretenidos durante algunos números y ya veremos hacia dónde nos lleva y cuál es el precio que pagan los inhumanos por entrar en contacto con uno de sus pueblos escindidos hace siglos.
«¡Por las diosas!«
De esta parte de Inhumanos #27 me gustaría detenerme en el concepto del Consejo Materno de Mayores. Cuando nuestros protagonistas llegan a Utolan se encuentran con que el máximo órgano de toma de decisiones lo conforman las mujeres más ancianas de la tribu. Esto no es ni gratuito ni mucho menos nuevo. En la historia podemos encontrar múltiples ejemplos de sociedades en las que el hombre se otorgaba roles de guerrero y cazador mientras que las mujeres se atribuían los de dirección y defensa de la tribu. Esto desemboca en sociedades erróneamente denominadas como matriarcales (como los Minangkabau de Sumatra), cuando un matriarcado, como lo es el patriarcado, supone una superioridad que, al aceptarse los roles por un simple pragmatismo para la supervivencia de la comunidad, no llega a existir como tal. El hecho de que Asmus proponga una sociedad de este estilo no es lo que me llama la atención, sino la normalidad con que la situación es expuesta y aceptada por los extraños. Esto, para mí, es un buen signo de cómo los tiempos están cambiando y cómo Marvel se ha impuesto la tarea de ejercer como espejo de la nueva sociedad que nos traen las nuevas generaciones.
Para cerrar el artículo he de centrarme una vez más en el dibujo de las dos series inhumanas. Si en el anterior número no tenía más remedio que ponerme a los pies de Brandon Peterson por su trabajo en Uncanny Inhumans y echaba pestes por la forma en que André Araújo presentaba a la hija del Cazador, en esta entrega pasa justo al contrario. La entrada de Stefano Caselli en la serie de los nuevos inhumanos hace subir enteros al medidor de calidad mientras que la participación por tiempo indefinido de Kev Walker en la serie principal no puede dejarme más frío. Tendremos que esperar a noviembre para que Carlos Pacheco tome el relevo de Walker y se produzca un nuevo cambio en el estilo visual de la serie.
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