Hulka

Jennifer Walters – Hulka #2-3: Vuelta al verde


La lectura del primer tomo nos dejó con muy buen sabor de boca. Mariko Tamaki cogía a Jennifer Walters en una situación delicada. Acababa de recuperarse de la brutal pelea que tuvo contra Thanos durante la segunda guerra civil marvelita, descubriendo que Bruce Banner (su primo) había fallecido en el transcurso de la misma, y que al transformarse ya no era la «sensacional» Hulka, sino una versión grisácea y «salvaje» de la misma. A partir de ese momento Jen se veía obligada a iniciar un largo proceso de recuperación emocional para volver a ser la que era.

 

Hulka

 

Y en esas nos la encontramos en los volúmenes Que coman pasteles y Jen Walters debe morir, con los que Panini Cómics concluye la interesante serie de Mariko Tamaki, tan diferente y tan parecida a algunas de las etapas que han precedido a la suya. La guionista acude a elementos tan icónicos de la trayectoria de Hulka como las rupturas de la cuarta pared o su faceta de abogada, pero al mismo tiempo presume de poner el foco en Jennifer, no en Hulka, y construye un relato, hasta cierto punto, más intimista.

 

En los dos grandes arcos argumentales aquí presentados, la Amazona Esmeralda debe enfrentarse a sendos enemigos para los que ser monstruos no es sino una maldición. Uno de los aspectos que siempre ha caracterizado a Walters, en contraposición a Bruce Banner, es que la conversión en Hulka lo que hacía era empoderarla, la ayudaba a ganar confianza y a sentirse mejor. Hulk es todo lo contrario, un ser marginado, incomprendido y cargado de rabia. Tamaki explora justo qué es lo que pasaría si Jen perdiera su fortaleza y viera a su alter ego como un monstruo, como una debilidad. Para ello, nada como ponerla ante el espejo. Combatiendo a otros monstruos accidentales, nuestra dicharachera abogada es capaz de reflexionar acerca de su propia situación.

 

El miedo y la pena son poderosos enemigos. Jen sufrió un terrible shock por la pérdida e, incapaz de procesarla, convirtió el dolor en rabia y miedo, que se exteriorizarían en la temible Hulka que vemos en estas páginas. El trabajo de Tamaki ha sido (y es) el de ayudar a Walters a superar el trauma para volver a ser la de siempre.

 

La serie se enmarca dentro de esta línea de actuación de la Marvel contemporánea basada en etapas más o menos cortas en las que la guionista de turno explora una faceta del personaje que corresponda, desarrolla su historia y la cierra de forma tal que luego pueda venir otra persona a jugar con el mismo personaje. El lado bueno de esta estrategia es que nos permite disfrutar de muchos y variados enfoques, pero a costa de que -salvo honrosas excepciones- las historias no puedan desarrollar todo su potencial. Esto, más o menos, es lo que sucede con Jennifer Walters – Hulka, que nos quedamos con la sensación de que lo mejor estaba por venir.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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