Desde hace un par de años el cosmos arácnido ha dado un salto cualitativo y cuantitativo. Spiderman gobernaba sin oposición alguna, escudado básicamente por las intermitentes series de Jessica Drew (Spiderwoman), Araña Escarlata y Miles Morales en el entorno Ultimate. Con la explosión de Universo Spiderman, sin embargo, vivimos toda una revolución comandada por las mujeres arañas. La citada Spiderwoman y dos aspirantes a Peter Parker: Seda, quien fue picada por la misma araña que nuestro amistoso vecino, y Spider-Gwen, que en su universo (Tierra-65) ha invertido su trágico rol con el sobrino de la tía May.
Son ellas tres las que protagonizan este crossover arácnido estructurado a partir de dos One-Shot (Alfa y Omega), que abren y cierran una historia desarrollada con el cruce de las cabeceras de las tres heroínas implicadas. Así, por las páginas de este tomo editado por Panini Cómics vemos pasar a los guionistas de las tres series: Jason Latour, Robbie Thompson y Dennis Hopeless, a quienes acompaña una buena selección de artistas, entre los que destacan Joëlle Jones o Nico León.
La excusa para el encuentro entre las heorínas es lo de menos. De hecho, el que se vean envueltas en problemas es del todo accidental. Este halo de arbitrariedad en el detonante de la acción es bien aprovechado por el equipo de guionistas, que tejen (nunca mejor dicho) un relato que no debe en exceso a la continuidad de sus protagonistas, lo que asegura que el lector casual pueda engancharse a la historia sin mayores problemas. Esto implica, por otra parte, que aquellas personas que estén controlando su bolsillo puedan resistirse a la compra de este volumen. Y es que, salvo para Gwen Stacy, la aventura que nos ocupa no parece que vaya a tener mayor trascendencia en la vida de las heroínas. Para Gwen, sin embargo, se avecina una etapa de lo más interesante… siempre y cuando Jason Latour sepa trabajar con las nuevas piezas que ha encontrado en estas páginas.
Teniendo en cuenta el carácter lúdico de este Spiderwomen, al lector solo le queda disfrutar de la historia. El tono va muy en sintonía de esta Marvel más desenfadada y aventurera que se ha querido imponer desde el final de las Secret Wars. El relato no reviste mayor complejidad y tampoco hay un intento real por parte de los guionistas de explorar los diferentes conflictos internos de sus protagonistas. Quizás Cindy Moon sea quien tenga un tratamiento más pormenorizado en este aspecto, pero las ideas que se plantean no difieren mucho de las que se hayan podido apreciar a lo largo de su colección, ni van mucho más allá. Ninguna de las heroínas tiene una evolución personal reseñable, los objetivos del crossover no van por esos derroteros.
Spiderwomen busca sobre todo ser un entretenimiento de consumo rápido, una aventura cargada de acción, de un ritmo frenético, permitiendo a las chicas araña dar rienda suelta a sus habilidades sin complejo alguno. Para ello buscan un enemigo que no les deja ni un respiro y las obliga a estar en continuo movimiento. La trama avanza entre reyertas con diferentes rivales y la investigación para acabar con una conspiración, cuidando –lo que siempre es muy importante pero a veces no se tiene en cuenta– la escala del conflicto. Este es lo suficientemente grande como para poner en apuros a las protagonistas y obligarlas a trabajar en equipo, pero no tanto como para requerir la ayuda de otros personajes o caer en la tentación de recurrir al deus ex machina de turno. Los escritores manejan bien el relato y lo desarrollan de manera fluida, dejando espacio para la comedia marca de la casa y las escenas triviales que tanto gustan y acercan sus vidas al lector, haciéndolo capaz de empatizar e identificarse con sus problemas.
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