«¿Por qué me haces esto?«

He tenido que volver atrás en el tiempo para ver cuándo fue la última vez que escribimos en La Noche Americana sobre el Thor de Donny Cates. Y no porque se nos haya olvidado retomar nuestras reseñas, sino porque la colección ha estado un tiempo en dique seco (nuestra última reseña se publicó en el mes de septiembre del año pasado), justo desde que Donald Blake fue derrotado y Thor y sus aliados pudieron volver a respirar tranquilos.

Y justo en ese punto es donde nos reencontramos hoy con el protagonista de esta serie. Un banquete al más puro estilo nórdico se organiza para celebrar la victoria y es ante este panorama que el actual rey de Asgard demuestra por qué, pese a haber triunfado, sigue sin sentirse ni victorioso ni tan siquiera cómodo: Los problemas con Mjolnir persisten y por fin Thor es consciente de qué es lo que anida detrás de esta supuesta indignidad. Y la respuesta no tiene que ver con una gran confabulación, ni con el hechizo de una malvada bruja, ni con nada a lo que el hijo de Odín pueda enfrentarse a mamporros. No, lo que está haciendo que el martillo de Thor sea cada día más pesado es algo mucho más profundo y va a obligar al dios del Trueno a tomar una decisión muy importante de cara al futuro.

«No tengo tiempo para tus juegos«

Porque uno no puede ser un rey y, a la vez, el principal soldado del reino, del mismo modo que no se puede ser a la vez la principal deidad de una religión, su sacerdote y su mayor creyente. El Thor de Cates ha de decidir cuál de los dos roles va a ostentar a partir de ahora y la decisión va a ser tan difícil que necesitaremos de este arco argumental y puede que del siguiente para descubrir en qué queda la cosa. Personalmente soy muy fan de lo de delegar el martillo en un nuevo (o viejo) personaje, pero viniendo de una larga etapa con Thor Odinson con hacha y brazo metálico y el martillo en manos de Jane Foster… Tengo mis dudas sobre lo que Cates vaya a hacer con el personaje.

Thor #15 (#122)

Con todo, el giro argumental que aquí vemos (aunque Cates vuelve a caer en artilugios innecesarios como es toda la escena al completo con el Capitán América) le aporta un extra de interés a la serie, que se aleja temporalmente de las grandes batallas cósmicas para analizar a su protagonista, el legado que le ha tocado asumir y el peso de las responsabilidades que ahora recaen sobre sus hombros. No es lo más habitual, en lo que llevo leído de los distintos trabajos de este autor, que la trama gire hacia algo tan íntimo y personal, pero es sin duda algo de lo que se ve a a beneficiar la serie y una gran manera de conocer mejor a este guionista.