«¡Un héroe lleva capa porque sirve para arropar a aquellas niñas que sufren!«

Intenso e interesante tomo el que alcanzamos este mes en My Hero Academia. La serie de Kohei Horikoshi lleva ya un tiempo enredada en la que quizá sea su saga más larga y la que más consecuencias parece ir a tener sobre los personajes de este manga. Resumiendo mucho, tenemos a los héroes (los consagrados y los que, como Deku, están en prácticas) enzarzados en una misión de rescate de una niña que rápidamente se ha desvelado como algo mucho más turbio, cuando ha quedado claro que la mafia y la alianza de villanos están colaborando en un plan que puede poner en peligro todo el orden establecido que existe en la Tierra desde que la mayor parte de su población obtuviera poderes.

Ya hemos visto brillar, triunfar y caer a compañeros y maestros de nuestro protagonista. Pero es en este tomo en el que, por fin, llegamos a las batallas decisivas que tanto tiempo llevábamos esperando. Mucho más teniendo en cuenta que, salvo apariciones fugaces de figuras de peso, no ha habido aún un gran villano al que enfrentarse en este manga y sí mucha historia de instituto y peleas contra ‘mandados’ de los pesos pesados de las organizaciones antes descritas. Sin embargo hoy sí que vemos a Lemillion, en portada, alcanzar al cabeza de la familia mafiosa de la yakuza y es en esta batalla en la que volvemos a observar cómo se ve desde Japón a los héroes norteamericanos en contraposición a lo que para ellos es un verdadero héroe.

«Será mejor que te vistas, que me voy a poner nervioso«

Mirio Togata (Lemillion) obtuvo sus poderes de nacimiento, pero necesitó de un arduo entrenamiento y superar muchas frustraciones para poder llegar a ser uno de los tres alumnos más prometedores de su escuela. Deku ni tan siquiera nació con poderes y los que ha obtenido los necesita dosificar si no quiere morir en el intento, con lo que su curva de aprendizaje también está siendo extraordinariamente compleja. Frente a ellos nos encontramos con otros personajes, como Bakugo o Todoroki, que disponen no sólo de increíbles poderes de nacimiento, sino de la habilidad necesaria como para aprender a usarlos rápidamente en su carrera por convertirse en héroes. En el caso de estos últimos, que (como ya habréis adivinado) responden al prototipo del héroe americano, el dilema siempre ha estado en las elecciones que han hecho en su vida (ser héroe o villano, perdonar a la familia y a uno mismo…), mientras que en el de los primeros (los cien por cien nipones) la historia no gira tanto en torno a sus elecciones (heroísmo por convicción) como en los ideales que hacen de ellos los héroes carismáticos de esta historia: el esfuerzo y el sacrificio.

My Hero Academia #17

Deku y Lemillion son versiones de lo que ya hemos visto en Rock Lee (Naruto), Krilín (Dragon Ball) e, incluso, Zoro (One Piece). Personajes que han atravesado grandes derrotas personales y numerosos fracasos para convertirse en, como lo dirían del personaje del manga de Masashi Kishimoto, unos ‘genios del esfuerzo‘, que es, a la postre, una de las cualidades mejor valoradas en el País del Sol Naciente. La batalla que comienza en este número y que terminará en My Hero Academia #18 es un continuo ejemplo de ello y, quizás también un poco por esta razón, nos está dejando con algunos de los mejores momentos de la serie hasta el momento. Después de esto volverá a tocar alguna que otra saga de descanso y cachondeo, pero Horikoshi ha demostrado aquí que tenía un importante mensaje que traer con su versión japonesa de Marvel y DC. Ahora nos queda seguir leyendo para ver cómo lo completa.