The lobster se ha encargado de abrir  la tercera jornada. Giorgos Lanthimos habla de la idea del romanticismo en su último trabajo. Romanticismo desde sus ojos, claro está. El realizador griego habla de la soledad y de las relaciones hoy en día pero enarbolando la bandera de lo absurdo y surrealista. Con una frialdad que ayuda a lo cómico, impregnando los paisajes y el estilismo de los personajes. ¿Quienes son ellos? Unos pobres personajes que si en cuarenta y cinco días en un hotel no encuentran pareja –la soltería en esta sociedad es algo inconcebible– se convertirán en un amilanó. En el que ellos quieran. Haciendo crítica hacia la presión que existe de las personas que están solas, el cineasta ha contado con un reparto de estrellas (es su primer trabajo en inglés): Colin Farrell y Rachel Weisz encabezan esta historia poco corriente y los acompañan Léa Seydoux, Ben Whishaw y John C. Reilly. Todos a las órdenes del heleno deslumbran, sobre todo Farrell que en su rol de papanatas está espléndido. Ojalá el cine de Lanthimos sea como la langosta a la que hace mención el título y elección de David (Farrell): es un animal de sangre fría, longevo y fértil durante toda su existencia.

Otro de los esperados a la edición era Woody Allen. Venía de paso solamente porque no está en competición. Allen es ya un asiduo en los últimos años al festival, igual que la dinámica de sus últimas películas mantienen un esquema más estático que el Allen de los primeros años. Antes de la primera proyección había dudas sobre si sería comedia o drama. Que conste que no es spoiler, pero por si acaso, el que quiera sin seguir sabiéndolo, que pase al párrafo de Hrútar. El de Nueva York ha mezclado ambos géneros. Por un lado hay una alumna encandilada con su profesor de filosofía. Por otro se habla de un crimen. Fiel a su estilo de personajes (sobre todo en los roles que normalmente da a las mujeres en sus cintas), cuenta aquí con Emma Stone (estupenda, más que en Magia a la luz de la luna) y Joaquin Phoenix con mucha barriga –como Colin Farrell en la película mencionada antes–  y dando réplica a la joven dentro de un personaje muy en la línea de los protagonistas «made in Allen»: meditabundo y con un toque un tanto misántropo. El actor de Her  da los claroscuros necesarios a este argumento. No está mal ni el director ni sus actores, pero es más de lo mismo, y hace falta mucho para superar a Cate Blanchett en Blue Jasmine.

Emma Stone y Joaquin Phoenix protagonizan Irrational Man de Woody Allen

La película que se daba cita  mediodía de Un certain regard era de Islandia, Hrútar (Béliers). Una historia costumbrista, y mucho viendo los paisajes de la isla, que habla sobre las rencillas de dos vecinos que pelean por ver quien posee el mejor rebaño. Ambos pastores desatan una serie de percances entre ellos, y frente a ellos, ya que la crisis les puede tocas en lo venidero. con toque crítico pero simpático, es una película que es ás agradable de ver de lo que se espera. Sin embargo, no supera a su paisana Virgin Mountain, vista en el pasado Berlin, y también en Tribecca, con Gunnar Jansson como protagonista y que sale también aquí.

Y por fin se pudo ver hoy a Kore-Eda. Lo tenía muy difícil el japonés para superar su anterior trabajo, De tal padre, tal hijo. No lo ha conseguido, pero no se ha quedado corto con Umimachi Diary. Vuelve a hablar sobre los lazos familiares, los que damos por hecho y los que surgen, el afecto que se forja entre ellos. El alumno de Ozu pone la cámara en cuatro hermanas, tres que van al funeral de su padre donde conocerán a la cuarta, de la que no sabían de su existencia. Así refleja tales relaciones y desde el punto de vista femenino y japonés, donde las tradiciones suponen un peso importante en el modo de vida. Buena historia y buenas actrices, aunque no llegue a emocionar al cien por cien. Depende de cómo pille de sensiblero al jurado, también el japonés tiene papeletas para los premios. Sobre todo su joven actriz Suzu Hirose.