«¿Qué posibilidades hay de que ese yonqui soplón nos de una pista válida?«
Las series de televisión y los cómics viven una época dorada. A las primeras producciones como Juego de Tronos, Breaking Bad, Mad Men… las han convertido en el destino obligado semanalmente para muchos fans a lo largo y ancho del globo semana tras semana. Los cómics, por su parte, se han beneficiado de la brutal crisis creativa que vive el cine estadounidense para volver pisando fuerte de la mano de superproducciones como Los Vengadores de Joss Whedon o El Caballero Oscuro de Christopher Nolan. ¿Y qué ocurre cuando juntas estos dos productivos mundos? Bueno, tenemos series que han pasado al cómic con desigual suerte desde que el mundo es mundo (véase el paso a la viñeta de las novelas del ficticio Castle) y en el sentido contrario, tras el inicial éxito de franquicias como Smallville o Heroes a principios de siglo, la cosa parecía haberse estancado hasta que una nueva generación de producciones, más serias y trabajadas, han venido a demostrar que hay todo un mundo por explorar en la pequeña pantalla.
El primer caso de esta ‘nueva hornada’ ha sido el de Arrow, a la que rápidamente le ha surgido un spin-off sobre Flash (que pronto se estrenará en Neox) y una serie hermana sobre Supergirl. Por el lado de la Casa de las Ideas tenemos a los Agentes de S.H.I.E.L.D. y a la Agente Carter a los que este año hemos visto como se unía de forma espectacular la reinvención de Daredevil, una de las sensaciones de la temporada. Otro de los grandes éxitos tiene mucho que ver con el cómic del que vengo a hablaros hoy: Gotham, que trata sobre la ciudad de Batman antes de que éste y su colección de villanos hicieran acto de presencia, ha servido para disfrutar de una serie policíaca de otra manera, con una fuerte presencia de la vertiente mafiosa de los cómics del Caballero Oscuro, pero sin olvidarse del universo de maníacos que han conquistado desde siempre a los fans del defensor de Gotham.
«Hará un par de meses Robin se peleó con Killer Croc en nuestro instituto«
Gotham Central va un paso más allá y nos relata el trabajo de la brigada criminal de la ciudad ficticia en los momentos previos e inmediatamente posteriores a la Crisis Infinita que redibujó el Multiverso DC allá por 2005. En ella tenemos a viejos conocidos del Murciélago y algunos personajes a los que nunca habíamos prestado excesiva atención peleando por el alma de una ciudad en la que la presencia del cruzado de la capa y sus enemigos parecen eclipsar al resto de pequeños héroes y villanos que pueblan toda gran ciudad. Así, la serie de Ed Brubaker (guionista de una de las mejores etapas del Capitán América y creador del Soldado de Invierno) y Greg Rucka (uno de los ideólogos de 52) pone los pies del lector en la tierra para unas historias que bien podrían haber ocurrido… si tuviéramos que vivir en un mundo en el que los ‘supers’ no hicieran más que complicar las cosas.
La primera trama de la colección, la que da título al tomo, enfrenta al departamento de policía de Gotham con Mr. Freeze (Frío) en una carrera en la que los agentes se juegan algo más que el destino de la ciudad cuando uno de ellos pasa a mejor vida y el caso se convierte en un asunto de honor para los integrantes del cuerpo. A esta saga le sigue Motivo, en la que los detectives Driver y Romy tratarán de cerrar el caso en el que estaba trabajando su compañero fallecido. El exponente común de estas dos primeras historias es la cercanía del discurso de esta serie con el de tantas otras del mundo de la televisión: un misterio va arrojando un puñado de pistas de vez en cuando, unos sospechosos aparecen para luego desvanecerse hasta que al final un chispazo, una idea surgida de las mundanales conversaciones de los protagonistas, conduce a los personajes al descubrimiento de la verdad que estaban buscando. Resulta muy curioso contemplar este formato trasladado del mundo de la pequeña pantalla al del cómic y su funcionamiento es de lo más satisfactorio. Como ocurre en las series de éxito como Castle o NCIS, entre pesquisa y pesquisa cobran verdadera importancia las vidas de los protagonistas, sus pequeños triunfos y sus derrotas nos son relatadas con total naturalidad por unos Brubaker y Rucka iluminados.
«Has estado viviendo dos vidas, y yo he derribado el muro que las separaba«
Pero la trama que convierte a este tomo en un must en toda regla es la de Media Vida, por la que Gotham Central fue premiada tanto en los premios Eisner como en los Harvey. Este arco argumental se centra en uno de los personajes que más adoré de 52, Renee Montoya. La detective que compartiría páginas con The Question mientras sanaba de las heridas de su alma y que terminaría por reemplazar al mítico integrante de la Trinidad del Pecado sale del armario por primera vez en este cómic y se ve sometida al escrutinio y el juicio de familiares, compañeros y amigos al tiempo que ha de investigar quién está tratando de destruir la vida que se había construido. Los guionistas aprovechan esta saga para poner de manifiesto los prejuicios que yacen más allá de lo que oficialmente se dice de «puertas hacia fuera» y la dificultad para entender conceptos como la homosexualidad para quienes conviven día a día con un estándar cultural que no los contempla.
El dibujo de este primer tomo corre a cargo de Michael Lark. El artista americano, más frecuentemente relacionado con el marvelita Daredevil, imprime a la colección de una estética clásica que da más importancia a la historia que a la espectacularidad gráfica. ECC completa el tomo con una introducción del novelista Lawrence Block y con una escueta pero interesante galería de bocetos del propio Lark.
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