Bajo el título de Primera temporada ECC Ediciones está publicando en tomos en rústicas algunas de las historias de sus personajes que siguen a las vistas durante la iniciativa Renacimiento. Pero no os confundáis estas «primeras temporadas» no son sino la continuación de las aventuras que se venían narrando con anterioridad. Así, este Supergirl: Los asesinos de Krypton incluye los números Supergirl #21-30, abriendo un nuevo capítulo, pero continuando con lo que se venía narrando hasta ahora.
«Um… Y dime, ¿adónde te lleva tu misión secreta? No me irás a soltar en un agujero negro, ¿verdad…?»
Con esto presente nos embarcamos en la lectura de un cómic que desde sus primeras páginas tiene la clara intención de explorar otras facetas de la heroína y poner tierra de por medio respecto a su contrapartida televisiva, algo que lastró en parte las aventuras enmarcadas en Renacimiento. ¿Y qué hay más alejado de las rutinas urbanitas que viajar hasta los confines del universo?
Esta etapa llega comandada por Marc Andreyko, autor de obras como Wonder Woman ’77 (inédita en estos lares), y viejo conocido de Brian Michael Bendis, con quien trabajó en el thriller Torso y con el que remata el crossover supermanero La Saga de la Unidad: La Casa de El que enlaza con el final de este volumen (así que ya sabéis, para completar vuestra colección de Supergirl estáis obligados a hacer una nueva parada en las grapas de Superman). Como decíamos, el guionista se lleva a Kara a años luz de distancia en busca de respuestas a un asunto que resulta tener variantes misteriosas que desconocíamos: la destrucción de Krypton.
Aparecido por primera vez en Action Comics #1000 Rogol Zaar se presenta como figura clave en torno a este volumen y al crossover que le sigue (no hay que olvidar que la trama aquí narrada tiene su origen en la pluma de Bendis y su trabajo en Superman ). No solo tiene las respuestas que busca Kara, sino que se convertirá en su principal quebradero de cabeza en estas páginas, llevando de nuevo a la kriptoniana a hacerse valer de su rabia, aunque no exactamente como lo hizo durante la temporada que formó parte de los Red Lanterns.
Andreyko (junto a Dan Jurgens) construye una estimable aventura espacial en la que Kara se cruza con grupos tan variados como los Green Lantern Corps o los Omega Men, algo desubicados desde la serie limitada de Tom Taylor. Encuentros con civilizaciones exóticas, conspiraciones, amistades pseudoamorosas, peleas con hachas de dos metros… todo lo que se le puede pedir a una space opera lo encontramos en estas páginas. Su mayor problema, como hemos advertido, es una cuestión de concepto del formato elegido. La historia tiene su punto de partida lejos de este volumen (por lo que se habría agradecido un texto que ayudase a contextualizar, aunque los guionistas saben sortear el obstáculo y facilitan el trabajo a los lectores que llegan de nuevas) y el desenlace de la misma también tiene lugar en otra serie (en Superman #12-14), con lo que se mire por donde se mire Supergirl: Los asesinos de Krypton no funciona como tomo único.
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