Con sus antecedentes, era evidente que la vuelta de Jonathan Hickman a Marvel no iba a dejar indiferente a nadie. El propio Pepe Larraz (dibujante de Dinastía de X) nos lo advirtió, pero aún así, era imposible preveer lo que el guionista norteamericano nos tenía preparado… ¡y lo que queda!

Dinastía y Potencias de X han llegado con el ánimo de provocar un terremoto en el cosmos mutante (¿y quién sabe si en todo el universo Marvel?), ambicionando llegar a cotas imposibles, que revolucionasen la franquicia desde sus cimientos. Y si ya las primeras entregas nos sorprendieron por su audacia y su valentía, esta segunda tanda de capítulos nos ha dejado boquiabiertos. Todas nuestras certezas en torno al homo superior han saltado por los aires.

El modo en que está concebida la obra, con dos series funcionando como una sola y con una narración que explora tanto las posibilidades del cómic como del diseño, recuerda no solo al trabajo del autor durante su etapa en Vengadores / Nuevos Vengadores, sino a algunas de sus aventuras en el sello Image Comics como Pax Romana, serie con la que por cierto esta historia guarda alguna que otra similitud.

La idea de que ambas series se leen como una sola cobra toda su importancia en Dinastía de X #2, capítulo que desde ya os recomendamos tener a mano porque tocará revisitarlo en no pocas ocasiones. ¿Recordáis la conversación entre Charles y Moira del capítulo anterior? ¿Esa cuya escena fue reproducida en la contraportada de los primeros números? En este episodio cobra un significado totalmente diferente, cuyas consecuencias ahora mismo se sienten impredecibles. Hickman plantea infinidad de interrogantes y una respuesta igual de desconcertante. En su deconstrucción de la historia mutante solo hay una cosa que podemos dar por segura: no hay nada escrito.

Y a pesar de todo, Hickman no se aleja de la esencia de la Patrulla-X y de su incansable lucha contra la fatalidad de su destino. Hitos de la franquicia como Días del futuro pasado o Era de Apocalipsis forman parte de nuestro imaginario mutante y son evocados y transformados por el guionista, quien -como suele ser habitual en él- recoge conceptos planteados en empresas anteriores y les da una nueva y perversa utilidad (pensad por ejemplo en el puente de Reed Richards y como fue explotado para investigar las incursiones en sus Vengadores).

Dinastía de X #2 propone un cambio de escenario radical que ya se deja sentir en Potencias de X #2, aunque no tanto porque se produzca una alteración tangible en la historia, sino porque nuestra percepción sobre la misma es la que ha sido modificada. Este capítulo ofrece ya algunas pistas que nos ayudan a contextualizar las que presumiblemente son las claves de la historia (al menos algunas de ellas), así como la meditada decisión del autor de exponer una aventura que se ramifica en diferentes tramas a lo largo del tiempo, que con tanto misterio se presentaron en el primer episodio.

Y de Potencias de X #2 saltamos a Potencias de X #3 y luego a Dinastía de X #3. El orden de lectura se invierte en la siguiente tanta de capítulos en los que, a buen seguro, nos esperan unas cuantas sorpresas.