«Entonces tal vez la Tierra venza«
Dan Abnett ya ha escrito en diversas ocasiones para Marvel, de hecho es el responsable de que el actual grupo de los Guardianes de la Galaxia esté formado por los personajes que todos adoramos, pero muchos le conocemos también por sus trabajos más recientes para la Distinguida Competencia (Escuadrón Suicida, la versión digital de Crisis Infinita) u otros más alternativos como la famosa Marshall Law. A principios de este año, en un curioso giro de los acontecimientos, Marvel decidió contar con él para una de las series que saldrían a rebufo del tremendo éxito de los Guardianes de la Galaxia de James Gunn. Se trataría de una serie corta en la que se recuperaría a la formación original de los Guardianes, la que estaba ambientada en el futuro, para integrarla en la realidad moribunda del Universo Marvel actual.
Así, allá por julio del año pasado, vimos por aquí el que sería el primer capítulo de la serie en la que el guionista estaba llamado a volver a remover los cimientos de la Marvel cósmica. Sin embargo, en España hemos tenido que esperar hasta ahora, con la colección ya terminada en Estados Unidos, para poder disfrutar de las aventuras de los héroes del pasado que vienen del futuro. La colección, menor por otra parte, no ha calado lo suficientemente hondo para que Panini se decidiera a traerla y sólo su más que obvia relación con las ya actuales Secret Wars ha terminado de inclinar la balanza a su favor.
«El positivismo es psicológicamente gratificante«
Sin embargo, olvidarnos de esta serie por ‘menor’ no es nada justo. Abnett construye una historia de viajes temporales (voluntarios e involuntarios) la mar de divertida con un grupo de renegados al que se le llega a coger bastante cariño. El mayor Vance, Yondu, Martinex, Charlie-27 y Halcón Estelar son cinco despojos del espacio que se juntaron por azar y a quienes nadie espera en casa. Un caso parecido al de los integrantes de la formación actual, pero bastante más trágico si tenemos en cuenta la historia de más de mil años de su líder y el desarraigo de sus compañeros en un universo que se muere.
Pero, pese a la elevada carga de dramatismo que conllevan las historias personales de los protagonistas y la del universo sometido por los badoon, Guardianes 3000 es una serie cargada de humor. Quizás sea por la incapacidad para relacionarse de una manera normal de los guardianes o quizás sea la camaradería implícita del grupo y la perfecta construcción de sus relaciones con Geena Drake, protagonista y mcguffin de la historia, pero lo cierto es que este tomo engancha y se lee de una tacada, haciéndose necesarias posteriores lecturas para llegar a comprender el alcance total de lo que aquí hemos leído.
«¿Qué flark significa que no sabes quién soy?«
Porque la historia que nos cuenta Abnett tiene mucho alcance. Desde la revisión de la Saga Korvac (no se va lejos ni nada) hasta la inclusión de los personajes en la trama de las incursiones y, más aún, en la de la incursión final de los universos 616 y 1610 (el Ultimate). El autor sabe desde un principio que su historia no tendrá más trascendencia que la que queramos darle los lectores por ‘culpa’ del reinicio del universo Marvel, pero aún así juega con los conceptos y planta la semilla de la duda en los corazones de los lectores (me he prometido no escribir cierto nombre en Google para no fastidiarme la sorpresa) con un final épico y maravilloso de los que llevaba tiempo esperando en esta editorial.
Abnett se hace acompañar de Gerardo Sandoval durante gran parte de la colección. El mexicano dibujante de Salvaje Lobezno y de futuras series como los Nuevos Vengadores de Al Ewing (¡un must para el año que viene!) le da un aspecto único a este cómic y es una pena que lo abandone a pocos números del final, aunque su sustituto (Nico Leon) de la talla más que sobradamente.
Es una suerte que Panini se haya decidido a editar Guardianes 3000 en nuestro país. Es una de las pocas historias del actual universo comiquero de la Casa de las Ideas que se pueden leer independientemente del resto de series y, sin embargo, bebe de ellas y se vuelca en su destino como la que más. Un gran trabajo de Abnett y compañía que no es, ni mucho menos, uno de los ‘menores’ a la sombra de los de Brian Michael Bendis.
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