«He venido a daros lo que queréis«
¿Cómo era el dicho? ¿Salir de la sartén para caer en las brasas? Algo así ha ocurrido en la serie de Charles Soule. Después de que nuestros protagonistas lograran derrotar a Farouk y rescatar el alma de Charles Xavier para alojarla en el cuerpo de un sacrificado Fantomex no ha habido ni un segundo para regocijarse con el retorno del añorado Profesor X porque inmediatamente ha surgido una nueva amenaza. Y es que el plano astral parece ser que estaba repleto de inquilinos y al dejar salir al héroe ahora conocido como X una antigua amenaza tan peligrosa como puede serlo tan sólo Proteo también ha vuelto a la vida para poner ya no Londres, sino el mundo entero en grave peligro.
Las preguntas que plantea Soule en estos números son simples: ¿qué harías si cualquier deseo que tuvieras se pudiera cumplir? ¿Y qué pasaría si esta regla se cumpliera con cada uno de nosotros? No os preocupéis, que el mismo se responde y la respuesta no se debería alejar demasiado de lo que podamos pensar casi todos. Así, cuando Proteo le ceda a un pequeño pueblo escocés el control sobre sus deseos y ambiciones primero llegarán pequeños detalles, luego sueños algo más elaborados y, pronto, nuestras más oscuras esperanzas y ambiciones tomarán el control de nuestras vidas, sumiéndonos en una espiral de autocomplacencia y violencia de incierto final.
«No sabía que se pudiera apuñalar poquito«
A un panorama muy similar al que acabo de describir (pero con dragones y otros monstruos salidos de la imaginación del poderoso mutante) se dirige el equipo que, por más que le pese a X, dirige Mariposa Mental. Todo esto en la recta final de una serie que parece ser que sobrevivirá a la etapa de Soule a través de un lavado de cara y el establecimiento de un equipo creativo fijo que estará formado por Matthew Rosenberg (La Resurrección de Fénix, Guerreros Secretos) y un viejo conocido de los mutantes como puede serlo Greg Land (Arma X, Imposible Patrulla-X). Nos quedan aún dos números para eso, pero ya se adivina el final de esta etapa, que ha sido bastante interesante en lo argumental (con todo el juego que da siempre meternos en el plano astral, donde casi cualquier cosa es posible y el guionista ha podido jugar con personajes y escenas de todas las épocas y momentos de la Patrulla-X) y un tanto caótica en lo visual con tanto baile de dibujantes.
Este bale nos deja con Matteo Buffagni (artista italiano al que volveremos a ver con Soule en una de las miniseries de la Búsqueda de Lobezno) a cargo de un número sinceramente complicado de dibujar, al menos en sus primeras páginas, y con el español ACO al frente de la décima entrega de la colección. La inclusión del artista nacido en Vigo permite al guionista ofrecer un mundo plagado de toda clase de criaturas y nos deja a los lectores con algunos detalles tan curiosos como el de un personaje con un sospechoso parecido con el del fallecido Jesús Gil y sus ‘mamachicho‘ (arriba a la derecha lo podéis ver en pequeño). Aún así, un servidor va a gradecer bastante el fin de este torbellino de dibujantes. Esperemos que la idea no cale hondo en la Marvel de estos convulsos días…
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