«Lamento que sus hijos mueran, pero antes tengo que cuidar de los míos«

Interesantísimo doble número el que nos trae Panini este mes, tanto en la Tierra como en Marte. El bombazo que leímos hace un par de días en Patrulla-X #12 (#131) se deja sentir con toda su fuerza en cada una de estas entregas, dejándonos clara una cosa que ya sabíamos (que el tema de la resurrección mutante iba a ser una fuente inagotable de problemas) y dándonos pistas claras de por dónde van a transitar grandes decisiones morales y políticas a partir de ahora en el seno de los krakoanos. Porque el tema en sí no es ya el que los mutantes hayan logrado burlar a la muerte, sino que han logrado que el proceso sea tan sencillo como para que algunos de ellos ya hayan visitado a ‘los Cinco’ en más de una decena de ocasiones (y si no, mirad a Lobezno o a Quentin Quire). Esta facilidad es lo que convierte a los protocolos de resurrección mutantes en algo verdaderamente goloso y llegados a este punto da igual que se empeñen en hacer creer al resto del mundo que sus métodos sólo sirven con portadores del gen X. Primero porque ya han mentido una vez y segundo, y más crucial, porque claramente están mintiendo ahora de nuevo.

Así, comenzamos la entrega de este mes con Inmortal Patrulla-X y con Emma Frost asistiendo a la Gala Fuego Infernal que leeremos como broche final de las entregas mutantes que nos tocan. He de decir que Emma es uno de esos personajes a los que cuesta coger el tranquillo (es fría, parece desalmada, es hiriente, arrogante…), pero que más se hace querer una vez se la conoce. Kieron Gillen nos deja ver una de sus facetas más vulnerables precisamente en la antesala de la Gala. Aquí, Emma se presenta como una mujer que lidia día a día con el peso que supone ser una de las telépatas más poderosas del universo Marvel, que sabe que podría en cualquier momento manipular a cualquiera, pero que también conoce los miedos y los deseos de cada uno de sus allegados… y los hace suyos. Frost se ha convertido desde hace ya bastante tiempo en una matriarca mutante preocupada de verdad porque los más jóvenes de enbtre los hombres y mujeres X tengan un futuro que se parezca bien poco al pasado que ella ha tenido que vivir.

«No quiero el nombre de alguien perdido. Eso sería cruel… para todos«

Todo esto es muy tierno, pero desemboca en una escena que nos hiela la sangre (¿o quizás nos la pone en ebullición?): Cuando Emma sale de la Gala, un mandatario se le acerca y habla con ella sobre la posibilidad de abrir los protocolos de resurrección no a todo bicho viviente, sino a un grupo muy selecto de seres humanos… Vamos, los que se lo puedan permitir. La resurrección como la llave definitiva para perpetuar a las clases dirigentes sobre el resto del populacho. La vida eterna como moneda de cambio para lograr la verdadera autonomía y el reconocimiento de Krakoa como nación. Me da escalofríos sólo la idea.

Inmortal Patrulla-X / Patrulla-X Roja #5: Destino de X

Y cuando ya nos habíamos quedado con el cuerpo ligeramente incómodo, llega Patrulla-X Roja de Al Ewing para terminar de dar la puntilla con la sorprendente e inesperada noticia sobre los Shi’ar. Se habla de más temas en este número, pero el cierre, con Tormenta categórica dando a entender que la conversación de Emma del número anterior era poco más que una chiquillada engulle a todo lo demás. Quizás me equivoque, pero me huelo a que en todo lo que estamos leyendo este mes se encuentra el germen de una Guerra Civil mutante. Los hombres y mujeres X han alcanzado un poder que raya con la divinidad. Mercadear con el mismo les puede convertir en un oscuro objeto de deseo y en una diana perfecta para la ira y la frustración, sí, pero va a ser la misma división que ya podemos apreciar en su seno en torno a este tema la que puede acabar con la floreciente nación mutante.