En Capitán América #94 (publicado por Panini Cómics) echamos el cierre a la etapa de Mark Waid y Chris Samnee a los mandos de las aventuras del Centinela de la Libertad. Un final de etapa que coincidía, además, con uno de esos números #00 que tanto gustan en Marvel para festejar la larga vida de sus personajes e incluir relatos y complementos de lo más variados.
Con el ánimo de llegar al #100 de la edición española coincidiendo con el arranque de una nueva fase de la publicación: nuevas aventuras, nuevo equipo creativo… en Panini decidieron que había que dividir el contenido de Captain America #700 en dos de tal forma que el final de la saga de Samnee y Waid quedara recogida en Capitán América #94 y todo el material adicional de la grapa USA (además de un par de relatos extra) estuviera en Capitán América #95.
Siendo honestos, aquí surge un dilema. La saga de Waid-Samnee concluyó en Capitán América #94, pero Waid sigue al frente de la cabecera hasta Capitán América #99 con La tierra prometida, un arco argumental que profundiza en la idea del legado de Steve Rogers en la sociedad (tal como hemos visto a lo largo de toda su etapa) y que vendría a servir de epílogo de lo que nos ha contado hasta ahora. Es decir, a partir de Capitán América #95 el lector casual que solo buscara una historia más o menos acotada de Rogers, se podría bajar en este punto y buscar otras lecturas. Pero la audiencia veterana y completista no podrá escapar tan fácilmente. Al menos de este Capitán América #95
Y no podrá porque el contenido aquí presentado es de lo más apetecible. Tenemos tres relatos independientes, que nada tienen que ver con lo leído hasta el momento, pero que siguen ahondando en esa lectura simbólica de Rogers como un héroe que trasciende banderas. La primera de las aventuras aquí recogidas es la que faltaba por incluir de Captain America #700, que es un argumento de Waid escrito a partir de unas viñetas clásicas de Jack Kirby. Resulta importante precisamente por ilustrar ese simbolismo del que llevamos hablando los últimos meses y hacer extensible la cuestión del legado a Jack Kirby quien, junto a nombres como Stan Lee, es uno de los «eternos» del noveno arte.
Kirby también aparece, a modo de cameo, en el segundo de los relatos incluidos en el cuaderno. Se trata de una historia de 1996 que en apenas unas páginas refuerza el sentido de homenaje al Capitán América y a la historia del cómic norteamericano de esta entrega.
Y remata la fiesta una parodia de Imperio Secreto escrita por el propio Nick Spencer, artífice del evento. El autor desata su vis cómica y hace un divertido ejercicio de autocrítica, reconociendo y jugando con los errores cometidos y con los vicios editoriales en este tipo de eventos. Recordemos que el Capi de Waid-Samnee viene precedido de Imperio Secreto, iniciando su ruta por EEUU para reconciliarse consigo mismo por lo acontecido en aquella saga. Con lo que, en cierta forma, sirve para cerrar el círculo.
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